El vestuario azulgrana sufrió una auténtica desbandada de jugadores tras el descenso a Primera RFEF, hasta el punto de que solo quedaron cuatro supervivientes de la pasada temporada, de los que, finalmente, permanecen dos: el central Dario Đumić y el delantero Nacho Quintana.
Con ese panorama y con la necesidad de ensamblar un nuevo proyecto, el directivo Alfonso Losa y el director deportivo Víctor Lafuente asumieron la responsabilidad de coger el toro por los cuernos, se pusieron la chaquetilla de chef y con esfuerzo, dedicación y muchas horas de trabajo, se dispusieron a conseguir, con los pies en el suelo y la necesidad de gestionar un presupuesto austero, los ingredientes necesarios para que el técnico valenciano Javi Cabello, cocinero de todo esto, encendiera los fogones hasta conseguir que el guiso se vaya cocinando a fuego lento, sin prisa, pero sin pausa aunque no es menos cierto que, seguramente, a todos les hubiera gustado contar con todos los ingredientes con más margen de maniobra.
Alfonso Losa y Víctor Lafuente están sabiendo moverse con seguridad en un mercado complicado donde hay auténticos tiburones dispuestos a comerse las expectativas de clubes que manejan números mucho más modestos. Sin hablar de objetivos siquiera a medio plazo, están configurando una plantilla que poco a poco está ilusionando a los aficionados que, dicho sea de paso, han respondido notablemente rozando los 3.000 abonados.
De momento, hasta 15 caras nuevas a las que se sumarán, probablemente, otras tres antes de que comience la competición el último fin de semana de este agosto.
Además, y por si fuera poco, el trabajo de Losa y Lafuente ha estado condicionado por la sombra de incertidumbre que ha venido planeando sobre el futuro institucional de la Sociedad Anónima Deportiva.